Pensó en el wing del partido de hoy, en los tackles oportunos contra el grandote francés del otro día -ese que parecía un náufrago-, y en los tries salvadores de hoy contra Georgia. No había siquiera la posibilidad de hacer chistes con las islas Georgias. Pero el wing se llama Borges, se dijo. El camión de la basura pasó dejando el hedor a su paso. No fue inspiración sino hartazgo; y comenzó a escribir.
"Lucas Borges, descendiente directo del escritor Jorge Luis Borges, reivindica la argentinidad más pura al combinar talento, decisión y un vigor ingobernable ante el ingoal" escribió, sin miramientos.
El daño ya estaba hecho; pero siempre lo podría atribuir a un error en sus fuentes.
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