Tuesday, June 26, 2007

Ossip Mandelstam

"I was only in a childish way
connected to the established order;
I was terrified by oysters
and glanced distrustfully at guardsmen.

And not a grain of my soul owes anything
to that world of power
however much I was tortured
trying to be someone else."

Muy conveniente en una primer lectura. Casi autoreferencial.

Por leer cosas como estas delante de una audiencia supuestamente cordial, Mandelstam fue llevado a un campo de concentración y muerto años después.

Setenta años después, es como si alguien le llevara tu blog -esterilizado con un nickname- a tu patrón y eso te creara problemas con la patronal. No, eso no ocurre, menos en un contexto web2.0.

Friday, June 22, 2007

(In)Conducta en el Messenger

Intro: hay cosas que no sé dónde van posteadas, si aquí mismo -ya que es una Otredad- o en Snark Consulting. La razón última está en que van apareciendo cosas a mitad de camino entre lo que me ocurre -en tanto soy un Cro Magnon que se quiere comunicar- y lo que me pasa mientras edifico, revoco, imagino o destruyo Snark, que está íntimamente ligado a la comunicación.

Puede ser otra de mis Cruzadas Absurdas, pero no existe un ritual adecuado para una conversación en Messenger. Igual que en la etiqueta formal del offline -distinta para cada cultura-, igual que en la Netiquette -todavía hay gente que tipea sus emails en mayúsculas, a veinte años de cultura de mails- deberia haber algo para las nuevas formas del chat.

Apariencia: no poner tanto ego en la foto o leyendas. No sé por qué esos rituales de mayúsculas y minúsculas. Lo que uno es no cabe en un 80x80 del monitor.

Para empezar, algo como Hola! hey! estás ahí? pues el otro puede haberse levantado un momento. No tiene sentido mandarse con un tipeo posterior si no hay un feedback.

Interruptus: si lo hay, evidenciarlos. Los angloparlantes usan "wait" o "brb" (be right back), en nuestro caso sería "esperá" sin mayor explicación. Tampoco hay necesidad de cortar violentamente una conversación. Si hay confianza, sabrán esperar; si no la hay, no tiene mayor sentido usar el Messenger.

Aglomeración de caracteres: corazón y frases cortas. No tiene sentido ningún discurso, como tampoco la escritura arrepentida de tipear y borrar, tipear y borrar. Ante eso sólo vale enviar un "?" o un "...". En mi caso particular, odio los smileys y demás, a lo sumo me hace gracia los temblores ("nudge").

Presto finale: ambas partes se dan cuenta del momento en que el core del mensaje ha sido enviado. El Messenger no es para contar la vida misma, luego de unos minutos irá decayendo. Pero tampoco es muy polite hacer muy evidente el aburrimiento. "-Sorry, me tengo que ir, chau" o "-Me estoy yendo", o similares ponen un necesario fin, evitando cuelgues ad infinitum. "La seguimos después" vale pero es una mentira piadosa.
Guardar una comunicación en Messenger está mal. Es una acto efímero, instantáneo, que no debe acarrer consecuencias posteriores pues puede estar plagado de impulsos y errores (análogo al drink&send de los mòviles).

Finalmente, acerca del status, la pelota la tiene el que recibe el mensaje. Que yo esté conectado no implica que conteste siempre, que esté "away" tampoco significa que no conteste. El que llama debe sentirse algo intruso, el que recibe debe ser dueño del tiempo. "Busy" es definitivamente prohibido chatear. El status, "appear offline" es confuso, porque en el límite estaremos todos atisbando quién está online y quién no... y no habrá comunicación.

Tuesday, June 19, 2007

Bardez "de profundis"

La chica del mostrador dice "dale" asintiendo.
Las cosas no son buenas, están buenas.
Bottom line, duran dos minutos.
No es "Soda Stereo", es Soda.
Acortamos todo lo que nos lleva cierto trabajo definir.

En los blogs es igual:
Están los que escriben con "k" como si escribir de otro modo fuera reaccionario.
Están también los que -arguyendo teclados o celulares- limitan acentos.
Lo que es más raro, la gente llama a los paramédicos cuando en el MSG tipeo los acentos.

El subjuntivo queda abolido: "si Maradona jugaría" dijo el Diego, y no hay ya periodista que pueda intuir que el jugador jugara o jugase.
Guardo un ejemplo de pretério anterior en un anaquel, para quien guste. "Yo hube guardado".

Mi sensación es que se exagera el estado de bardez para fingir proximidad, para que se vea que somos del palo. Es finalmente una bardez "de profundis", una impostación actoral, una ejecución maestra de un instrumento imperfecto.

Mi próxima cruzada absurda será "saquen una hoja" y tomar dictado al grupete de programadores primma donna, a ver si dejan de quejarse del mundo.

Friday, June 15, 2007

Sandwich laboral

J trabaja para D, que trabaja para A.
J se mueve entre dos aguas: sabe, pero no lo demuestra.
Increíblemente se mantiene en su trabajo, aunque podría conseguir algo mejor afuera.
Le falta algo: orgullo, compromiso, cojones, alma.
Pero es buen pibe, aclara la gente.
Pero todos sabemos que el camino del infierno está sembrado de buenos pibes.
Sobre A hay opiniones diversas. Cuando termine la deriva histórica daremos -con magnanimidad, con aquiescencia, con palabras difíciles- nuestro veredicto.
Digamos rápidamente que se genera un conflicto laboral. Dobles avisos tardíos de A y J, un evento auspiciado por un amigo de A, a la sazón amigo mío.
Amigo? Un amigo menos en el camino.
Ladran, Sancho. Pero no avisan.
........................................................
Por suerte, todo terminó.
La historia completa figurará en algún libro que les haga justicia, pero sólo en un capítulo menor.
Los libros -decía A- se escriben solos. Otra mentira.
En el medio, que se encarguen los auditores de la Sigen.

Monday, June 04, 2007

Tattoos, piercings y la cosa medieval.

Hay un par de asuntos que demuestran el paso del tiempo. Uno es que te sientas el papi de los que trabajan cerca tuyo; el otro es que probablemente seas el único que no usa tatuaje de ningún tipo.

Hoy estábamos con la chiqui Agustina en la cocina del trabajo, ambos preparando un café, y noté su nueva piedrita en la nariz. Le pregunté, sintiéndome un poco paternal, e imaginando la reacción de su pobre padre. Me contó los detalles escabrosos -lindo adjetivo- sobre agujeritos precedentes que se cierran, un nueva virginidad nasal, y demás etcéteras. En fin, en mi percepción todo esto nos deja a pasos de la autoflagelación, el canibalismo y los reality-shows, pensaba yo mientras miraba hipnotizado el metalcito. "Parece un moco" dice Agustina que le dijo el padre, en un súbito arranque de sinceridad. Pude cerrar la conversación con cierta hidalguía y le conté a mi vez de mi hija, y de mi argumento ancestral "no te hagas nada que no puedas deshacer después". Oh sí, yo soy medieval, lo sé. Me dicen que cuando tenía tres años le pregunté a mi pobre vieja "si estaba bien que las mamás leyeran el diario".

La pobre Agustina se alejó meneando la cabeza. Me quedé pensando en que todas estas cosas son signos exteriores. Qué hay sobre los verdaderos cambios, los internos, que sólo se aprecian en situaciones particulares? Un cambio laboral, de pareja o de actitud es muchísimo menos evidente pero más trascendente que un tattoo en el toor, y sin embargo nos quedamos en la superficie, en las piedritas en la nariz, en los piercings. Un último y estúpido consuelo es que yo me piense moderno así, en cursiva, como consuelo de que ninguna modernidad física sería ya posible. O sea, el piercing te lo debo pero soy re open mind. Una boludez.

PD: no existe un copiar/pegar formato/alma. De otra forma, nos entenderíamos.

Friday, June 01, 2007

Julian Barnes "England, England"

“Well, women have traditionally accommodated themselves to men’s needs. Men’s need being, of course, double. You put us on the pedestal in order to look up our skirts. When you wanted models of purity and spiritual value, something to idealize while you were away tilling the soil or killing the enemy, we accommodated ourselves. If you now want us to be cynical and disillusioned I dare say we can accommodate ourselves to that as well. Though of course we may not mean that, anymore than we meant it before. We might just be being cynical about being cynical.”

Julian Barnes, "England, England" (1998)