Monday, May 30, 2011

Lo que yo te digo, es esto (Nov 2001)


Pléyade de palabras en una reunión de jueves a la tarde donde todo está ya resuelto por las altas esferas. Sólo queda, entonces, preocuparse por la ausencia del café, pues la máquina expende solamente leche –como para terminar de volver demente a la población oficinesca-.

El reparto de jerarquías en torno a la mesa es desigual. Está la masa, está el que habla, y está el jefe, que espera agazapado, rogando que termine una metralla de artificios y argumentos que nos barre a todos por igual. El discurso es longilíneo, se dispara alocado hacia los bordes mismos de la sinrazón, y sube hacia los ductos de ventilación. El jefe recibe en su lomo la pesada mochila de saberse Telefónico, interpreta –cree interpretar- la necesidad de un saneamiento ambiental en el tono de la reunión, su mano comienza a subir atrapando los últimos fonemas arrojados, y con esto congela a su oponente -pero me quedaban argumentos, quedé bien con los muchachos, a ver qué me dice-.

Se hace un silencio, o casi. Muere alguien en una guerra, a pocos kilómetros, y faltan días para que estalle la Crisis. Un email llega al inbox de alguien, probablemente otro mensaje sin importancia. En ese instante el mundo se hace grietas a lo largo de un lago de semen congelado, pues todos ya estaban pensaban en sexo. Habrá vida en este planeta? Habrá alguien a quien no le interese tener razón?

La mano del jefe llega al extremo descendente del arco y logra callar al impertinente, quien aferra sus manos al plástico de la mesa, y avanza levemente su torso hacia la respuesta. El resto se echa hacia atras, y escucha la palabra del amo.

-Lo que yo te digo, es esto…

Saturday, May 28, 2011

Evolución de felicidades en novelas


En el blog del Chicago Sun Times figura el video de una increíble charla del bueno de Kurt Vonnegut, describiendo las novelas simplemente desde el análisis de la felicidad de sus protagonistas.

Vonnegut traza un diagrama X-Y en el pizarrón, y con una tiza describe saltos de felicidad, valles de depresión, y altibajos. Hay un notable ejemplo final con un zig-zag de dichas y desdichas que son los regalos del hada a Cenicienta (zapatos, vestido, medios de transporte), con toques de gran humor. E inevitablemente nos deja pensando en que los grandes análisis literarios se centran en aspectos más complejos y menos esenciales. Y algo más: la vida es eso, un zig-zag de detalles que favorecen o destruyen una meseta bovina de falsa felicidad.

Con lo cual, oh queridos lectores, nuestra propia puede resumirse en un balance similar de felicidades. O tal vez en la letra de una canción: nacimiento, escuela, trabajo, muerte, cada uno con su zig-zag. Tal vez no nos damos cuenta de qué manera suman y resta nuestras acciones a este balance, o si todo se resume a una nube electrónica en nuestro cerebro. Vonnegut no la tuvo nada fácil: siempre fue un inconformista, combatió en la segunda guerra, fue tomado prisionero y sobrevivió al bombardeo de Dresde en un oscuro matadero. Esto le sirvió de inspiración luego para escribir Matadero 5, transformando sufrimiento en arte, y transformando una experiencia inhumana en arte.

Pero Vonnegut hace más.
Por mera Wikipedia veo que fue más allá del gráfico, y nos da felicidad, en la forma de consejos drásticos sobre cómo escribir una novela:
  1. El lector es un extraño. Respételo, haga que no sienta que ha perdido el tiempo.
  2. Darle al lector al menos un personaje en el cual pueda anclarse.
  3. Cada personaje debe desear algo. Al menos, un vaso de agua.
  4. Cada frase debe o bien revelar algo más de un caracter, o bien hacer avanzar a la acción.
  5. Empezar tan cerca del final como sea posible.
  6. Sea sádico. No importa qué tan dulces sean los personajes; hága que les sucedan cosas horribles, para que el lector pueda saber de qué madera están hechos.
  7. Escriba para satisfacer a una persona. Digamos que si Ud. abre una ventana y hace el amor con el mundo, a su historia le va a agarrar neumonía.
  8. Dele a sus lectores tanta información, y tan rápida, como sea posible. Al infierno con el suspenso. Los lectores deben entender qué está pasando, dónde y por qué, para que ellos mismo pudieran terminar la historia, aún si las cucarachas se comen las últimas hojas.
Tal vez estos consejos produzcan autores más felices?
Yo no sé. Tal vez Vonnegut se esté riendo desde la Nube 5, en este momento.

Friday, May 20, 2011

La batalla de Jamiroquai


-Dale, dale, dale pibe. Sos socio? Entrá, dale.

El club está sospechosamente activo para esa hora, pero yo iba precavido y dejé el auto lejos. "El security se puso heavy": recordé la canción, mientras los de seguridad dejaban entrar socios al club y un camión con remolque amenazaba la pintura de los autos que se habían puesto demasiado cerca del operativo del Quilmes Rock. Hoy tocaba Jamiroquai y me interesaba estar presente en ese limbo de socios yendo un ratito y artistas que no pueden demorar el ensayo.

Debajo de esa niebla de finales de Mayo en el estadio arruinado por los sucesivos shows el siguiente inventario, casi al unísono: unos cuatro operarios de Fenix producciones fumándose un porrito, mientras a diez metros dos viejos en slip raído caminando hacia la revisación de la pileta, situada al borde del escenario. Cerca del bar, dos plomos VIP de Jamiroquai se quejaban en un dudoso inglés acerca de la inexistencia de Wi-Fi, y casi colisionan con socios nada VIP de GEBA que buscaban un lugar donde hacer la clase de yoga.

Luego de unos largos absolutamente terapéuticos en la pileta olímpica -milagrosamente ignorada por los recitales- salí a ver qué pasaba en la prueba de sonido. Para mi sorpresa, nadie me molestó mientras sacaba fotos. Al irme, vi algunos músicos apuntando sus iPhone hacia los viejos de slips raídos, que se iban caminando con el carnet al día hacia la zona de piletas.

-Ah pibe. Ya te vas? Te quedaba media hora, te quedaba.

Wednesday, May 11, 2011

Intermezzo atroz

-Todo está mal. Hace rato que estoy enojado con la vida...
Esto me lo dice el Payaso, sacándose cada tanto el jopo a lo Bermúdez que lo atormenta.
-Todo me alarma, me pone mal. Desde que empezó el año que está todo mal.

Hasta aquí el almuerzo en U Comodo Vostro venía bien. No siempre el plato del día son spaghetti con salsa de broccoli y panceta, y el almuerzo tardío en Chacarita parecía el mejor preludio para una siesta.
Le pregunté si tenía algo que ver el hecho de que él ya no fuera más titular en Racing.
Hizo un gesto con la mano, me dijo que no.
Dame ejemplos, le pedí. Y él empezó.

-El césped de la calle Jorge Newbery contra el cementerio de La Chacarita -parte del Trapezoide Infernal- está llena de basura infinitesimal (migajas de plásticos y CD, residuos de villa, micro material industrial) que nunca nadie levantará. El caos del tránsito en Buenos Aires es tan atroz que ya es común estacionar en doble fila, y el desconcierto es tan grande que no hay multas por esa razón. La gente habla mal. Los periodistas en radio y TV hablan mal, todos los subjuntivos ya son meros condicionales. Chiche Gelblung tiene razón. Esto es grave, pero lo repito: Chiche Gelblung tiene razón. La mayoría de los padres mataría a sus hijos. Moyano nos deja sin combustible para apretar al gobierno y conseguir más poder, y los playeros de las estaciones de servicio ni siquiera pueden poner el cartelito de "no hay nafta". Nuestros amigos se venden al gobierno de turno sólo por tener algún negocio con ellos. Las chicas usan polainas y botas de cuero en este Otoño de veinte grados promedio, y no te miran: miran a su celular. Los chicos, en particular en Palermo, son todos gay. Sábato se muere justo antes de los cien, sin que yo lo pueda devolver su cartita. Y lo peor, me acabo de enterar que el que tiró la bengala en el recital de La Renga se llama Fontan... y el cantante de Callejeros, de la masacre de CroMagnon... se llamaba Fontanet. Te das cuenta? Te das cuenta?

Hubo una pausa. Levanto la cabeza de mi Carcassone -era todo lo que podía pagar- y el Payaso me miraba fijo, como pidiéndole que le pusiera orden a su pequeño universo racinguista. Le pregunté si veía alguna conspiración universal en todo esto. Pensé en Roma, y en esa noticia sobre el pronóstico del terremoto para hoy.

-No, me dice. No es paranoia. Es así. Es entropía pura, la tendencia es el desorden, y que todo empeore. Todo esto...
-Y que Hauche y Bieler sean titulares en vez de vos?
-No sé... bueno, puede ser.

Afuera del restaurant pasó una atorranta, y la entropía disminuyó un poco.