Wednesday, March 28, 2007

Enrique Pótero y el Globeto Ígneo


Una vez, hace tiempo, en una galaxia muy lejana, un grupo de trabajadores estaba contra las cuerdas en el ring de la integración de un ISP en una gran telco local.
Los cuatro sujetos tenían problemas de actitud y no sabían muy bien qué rol ocuparían en el futuro -si había tal rol-. Tres de ellos compartían cierta fascinación enfermiza por el advenimiento del cuarto libro de la saga Harry Potter. Ya lo habían leído en inglés y estaban aburridos, esperando que la telco se decidiera a ver qué se hacía con ellos. El cuarto sabia mucho de diseño web, a tal punto que hizo su parte en dos o tres días.
Hubo reuniones formales, decisiones, tareas pendientes: en fin, todo lo que corresponde a un proyecto serio. Sólo que este proyecto era undercover: traducir capítulos al español y ponerlos en la web bajo una leyenda ficticia, como ganando tiempo al probable desempleo. Hace falta decirlo? El enfermizo promotor de esta cruzada absurda era quien suscribe. Me hice llamar Lenny Muttone, un timido desempleado de Autopistas del Sol, que había dedicado su vida a liberar a Harry Potter del yugo de traducciones tardías y demasiado castizas. La traducción del capítulo 2 fue superior a la que se vió en las librerías, y el diseño de la web ficticia -que soportaba la leyenda- también lo fue. Solíamos llamar al proyecto "Enrique Pótero" en virtud de las malas traducciones que habíamos visto hasta entonces.
Llegaron centenares de mails y aún cartas de todo el mundo solidarizándose con mi alter ego, Lenny. Tengo en algún pst guardados los mails de importantes portales de Internet que festejaban la noticia y se solidarizaban con el fatalismo de Lenny Muttone. Aún hoy, en su lecho de inmortalidad electrónica, yace el sitio web. Lo encontré con algunos gifs perdidos, como un espartano que vuelve de "300" sin saber si pasaron los persas o no.
Un beso grande a Sylvie (aka Charrúa), a Mariela P, y a Ale S. La vida nos dispersó; pero seguro que las noticias de hoy acerca del volumen 7 del maldito Enrique Pótero hoy nos hacen acordar a algún capítulo rebelde de este pasado laboral, en aquella galaxia lejana.

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