La parte estúpida de mí mismo bate palmas mientras aprieto el "Send" y el informe de gastos comienza a uploadearse. Cumplo así en tiempo y forma con lo requerido con la CFO, a pesar de que hay mil cosas más importantes. La sensación es semejante a la de Lost in Trebuchet, y la forma le gana por goleada al fondo: puedo estar atrasado con una serie de cuestiones, pero siento que debo cumplir con la burocracia.
Hay un antecedente. Hace veinte años solventaba mis estudios trabajando en NCR como técnico de Banelcos. Los gerentes de los bancos palidecían al verme llegar: debo haber sido el peor técnico de cajeros automáticos de la historia. A la vez me negaba sistemáticamente a trabajar los fines de semana. Pero finalmente no me echaron por ser el peor técnico ni por preferir el voley los fines de semana, sino por no entregar jamás a tiempo los informes de gastos.
No me queda mucho de aquella época: un par de destornilladores, un traje que pronto pasó de moda, las bolsas antiestáticas color azul metálico, y la indemnización que me permitió terminar la carrera. O tal vez queda algo más, esa pequeña derrota con la burocracia que se agiganta con los años.
Wednesday, July 16, 2008
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