Friday, March 07, 2008

Vincent

Desde hace unos doce años lo conozco. En mi cabeza él es Vincent, por su evidente parecido con Vincent Price. Su quintita laboral es desde entonces oscura, retorcida y tortuosa, en resonancia con la Casa Usher. Solía ausentarse de las reuniones sin motivo alguno, y lo imaginaba enterrado vivo, a lo “Tonel de Amontillado”. Sus vaticinios eran funestos, muy a lo “El Cuervo Negro”. No puedo decir que su voz fuera ominosa como la de aquel Valdemar de ultratumba, pero sí que al leer sus mails uno sentía escalofríos. Nada jamás llegaba a buen puerto con él.

Hace unos tres años traté de poner en caja un tema que él estaba llevando, en una típica cruzada absurda entre áreas opuestas por el vértice. En cada encuentro el tipo lograba contagiar su nerviosismo al resto, tal vez porque su arsenal de retiradas, bombas de humo y pases de magia se estaba agotando. En tres meses no logré nada de él; una vez fui a su oficina y me tocó temblar frente al desorden de biblioratos e impresoras en desuso. La acumulación de información inútil –lo que ahora se llama infoxicación- siempre ha sido mi fantasma.

Hoy volvía de almorzar bajo la garúa en Florida y lo vi. Venía caminando en sentido contrario, dando pequeños pasos veloces. Me di cuenta que no recuerdo su nombre: mi venganza fue el olvido, tal el consejo de Borges. Se lo veía algo más pequeño y con el pelo más canoso, lanzando miradas furtivas a ambos lados. Vincent debe estar ahora cerca del retiro, pero se aferra a su cargo como Valdemar a la vida. Debió ser la lluvia o el presagio del Otoño, pero sentí un escalofrío. Uno nunca sabe, tal vez me esté engripando.

1 comment:

Anonymous said...

Creo que conozco a Vincent...