Friday, March 14, 2008

El espejo y los gestos

En el fondo del reloj aguarda la muerte, decía Cortazar. Y en el fondo del vestuario del Club está el espejo rajado, que me hace pensar en el paso del tiempo. Porque tengo mi locker allí hace años, porque allí aprecio como va cambiando un grupo estable de gente a lo largo de los años, o por cuestiones de vana pertenencia.

Hay una idea muy buena de Kundera: ciertos gestos que se van perdiendo con los años. El gesto de proteger la llama de la vela del viento, algunas clases de saludos, o algo tan personal como mi gesto de acomodarme los anteojos –sin sentido al dejar los lentes tras la operación de la vista-. Qué hacen los que se mesaban los cabellos cuando se quedan calvos?

Sumo miembro a miembro ambos párrafos. Hace treinta años los hombres no se estrechaban la mano. Pasó el tiempo, y ahora el beso masculino es la norma, en todos lados -aún en ambiente de empresa, para escándalo de nuestros HLA-. Creo que el péndulo está empezando a ir para el otro lado. Esta semana vi a grupos de chico en rugby y en natación estrechándose la mano, con la misma pretendida seriedad que nosotros en los setenta. Y hoy, junto al espejo de la foto, vi una escena similar entre chicos de catorce. Los besos entre hombres son otro gesto que se está perdiendo, que se está yendo al otro lado del espejo.

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