Desde hace un par de miles de años tenemos como hipótesis que esos papelitos llamados dinero, que a menudo la gente guarda en los bancos, significa algo. Uno entrega esos papeles -o su equivalente electrónico- y se recibe algo a cambio. What if... qué pasaría si esta hipótesis dejara de existir?
Con la crisis financiera de US y Europa y con la caída de algunos bancos, uno se podría preguntar esto, como un ejercicio de ciencia ficción, sin ruborizarnos por sospechar hipótesis que no demasiado comprobables. Después de todo, lo único divertido en la vida es imaginar alguna alinealidad dentro de los escenarios lineales.
En el corto plazo, habría grandes corridas e incidentes en todos los centros urbanos. Los grupos que detentan la fuerza (policía, militares) sacarían provecho de la confusión. Los grupos minoritarios esperarían en sus casas tras haber hecho acopio en los supermercados de víveres, a precios insostenibles.
Con los días se volvería al trueque, primero en grupos cerrados donde hubiere alguna confianza en el mutuo bienestar (familias) y luego en ámbitos mayores (recordar las asambleas barriales del 2002 en Argentina). Toda la estructura social (escuela, trabajo, comunicación, etc) iría cayendo como en un castillo de naipes. Sólo la subsistencia tendría sentido. Muchos habitantes sufrirían grandes crisis por la falta de dos actores principales: TV e Internet. La radio es más barata y podría subsistir un tiempo más.
Los gobiernos podrían llegar a carecer de sentido si no pudiesen ofrecer alguna sensación de seguridad. La información sobre la actuación de las instituciones sería pronto algo estéril: el cuarto poder deja de existir cuando no tiene insumos (papel, banda ancha, ondas de radio). La noción de "lo que está pasando" comenzaría a ser un rumor barrial, tal como era en el medioevo.
Las instituciones de la inmediatez serían las ganadoras: aquellos gremios que ofrezcan lo básico de la pirámide de Maslow a los individuos: salud y alimentos. La noción misma de propiedad -esta casa es mía- no tendría demasiado sustento. En las zonas más fértiles y ricas de los países volverían a existir feudos donde el terrateniente usaría a la plebe como mano de obra barata a cambio de seguridad.
En el corto plazo (seis meses, un año) las instituciones paramilitares que hubieren tomado el poder negociarían su mutua hegemonía con las naciones vecinas o con estos feudos del interior. Probablemente se alzarían nuevos bloques, donde el mayor poder lo tendrían los dueños de los commodities (Brasil, Rusia) y los perdedores serían las naciones burócratas de los últimos siglos (Suiza) pues ya nada habría que controlar.
Pero claro, son meras conjeturas. Ud va al banco mañana, y la plata está allí.
O no?
Monday, September 29, 2008
Friday, September 26, 2008
Wicked guy, wise guy
First glimpse. A week ago, in Rome , after the birthday party of Peter C –a wise PhD from Sheffield , 65, a very ironic man indeed-. Dinner had been fabulous, plenty of pasta and fish as it could be in Italy: primo piatti, secondo piatti, contorni, and of course this strange mix of white and red wine that trattorias may offer your. The waiter was quite similar to Stanley Tucci, and somehow we felt very much like in the “Big Night” movie. Good times eventually need an end, and there were we saying goodbyes on the corner of the restaurant, each one staring at the other, reckoning how many years it would pass till the next conference. I shaked Peter´s hand, the man on his forties patronizing the man on his sixties, and said to him “Peter, be good”. He immediately would snarled: “what for?”. Turn around, and began walking towards Termini.
A week after that, back in Buenos Aires . There´s some business with people in three continentes and usually we meet over the Skype. In any case, these people -no matter sex, race or religion- would tremble and burst in tears about this guy controlling the whole operation. Let´s call him T. –for I don´t even dare to type his name-. What`s more strange: even the customers of this guy would panick about his opinions while we approach monthly report deadlines or committees. I don´t know T. personally, eventually I will, but in the meantime I come to think that being a wicked guy was a wise way of improving a career. In spite of all that "Thou shalt love thy neighbour as thyself" so biblic we´ve deeply learned, somehow, this guy is driving mad a bunch of people. And I´m not sure the business is improving at the same rate as hate.
So when I eventually would meet T, I expect myself to avoid this fear I sense in the other people. I´d be curious about if he is really mean or if he is only pretending to be; I´ll aproach the court with the work done. But I do have this stupid side -which I am proud of, this insane side of me that turns Arian fonts in Trebuchet fonts, this stupid rage about gesturing while audioconferencing- where I really expect T. to appear disguised as Darth Vader, turning lights off, and asking for my immediate surrender.In this very moment of trial, I will understand a couple of facts about Life, and maybe I´d ask to be part of the Dark Side as well.
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Tuesday, September 09, 2008
Julio Cortázar y Roma
Siempre que viajo pienso en un libro que se vincule con el lugar al que voy, para disfrutar ya desde el avión -más allá de mapas, conferencias y vales de gastos-. En cuanto a novelas, ya pasé por las "Memorias de Adriano" de Yourcenar, así que el elegido será el "Yo, Claudio" de Graves.
Pero si se tratara de cuentos cortos...
Las hormigas se comerán a Roma, está dicho. Entre las lajas andan; loba, ¿qué carrera de piedras preciosas te secciona la garganta? Por algún lado salen las aguas de las fuentes, las pizarras vivas, los camafeos temblorosos que en plena noche mascullan la historia, las dinastías y las conmemoraciones.
Habría que encontrar el corazón que hace latir las fuentes para precaverlo de las hormigas, y organizar en esta ciudad de sangre crecida, de cornucopias erizadas como manos de ciego, un rito de salvación para que el futuro se lime los dientes en los montes, se arrastre manso y sin fuerza, completamente sin hormigas.
Primero buscaremos la orientación de las fuentes, lo cual es fácil porque en los mapas de colores, en las plantas monumentales, las fuentes tienen también surtidores y cascadas color celeste, solamente hay que buscarlas bien y envolverlas en un recinto de lápiz azul, no de rojo, pues un buen mapa de Roma es rojo como Roma. Sobre el rojo de Roma el lápiz azul marcará un recinto violeta alrededor de cada fuente, y ahora estamos seguros de que las tenemos todas y que conocemos el follaje de las aguas.
Más difícil, más recogido y silencioso es el menester de horadar la piedra opaca bajo la cual serpentean las venas de mercurio, entender a fuerza de paciencia la cifra de cada fuente, guardar en noches de luna penetrante una vigilia enamorada junto a los vasos impereiales, hasta que de tanto susurro verde, de tanto gorgotear como de flores, vayan naciendo las direcciones, las confluencias, las otras calles, las vivas. Y sin dormir seguirlas, con varas de avellano en forma de horqueta, de triángulo, con dos varillas en cada mano, con una sola sostenida entre los dedos flojos, pero todo esto invisible a los carabineros y a la población amablemente recelosa, andar por el Quirinal, subir al Campodoglio, correr a gritos por el Pincio, aterrar con una aparición inmóvil como un globo de fuego el orden de la Piazza della Essedra, y así extraer de los sordos metales del suelo la nomenclatura de los ríos subterráneos. Y no pedir ayuda a nadie, nunca.
Después se irá viendo cómo en esta mano de mármol desollado las venas vagan armoniosas, por placer de aguas, por artificio de juego, hasta poco a poco acercarse, confluir, enlazarse, crecer a arterias, derramarse duras en la plaza central donde palpita el tambor de vidrio líquido, la raíz de copas pálidas, el caballo profundo. Y ya sabremos dónde está, en qué napa de bóvedas calcáreas, entre menudos esqueletos de lémur, bate su tiempo el corazón del agua.
Costará saberlo, pero se sabrá. Entonces mataremos las hormigas que codician las fuentes, calcinaremos las galerías que esos mineros horribles tejen para acercarse a la vida secreta de Roma. Mataremos las hormigas con sólo llegar antes a la fuente central. Y nos iremos en un tren nocturno huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices, confundidos con soldados y con monjas.
Julio Cortazar, "Instrucciones para matar hormigas en Roma" (Historia de Cronopios y de Famas, 1962).
Pero si se tratara de cuentos cortos...
Las hormigas se comerán a Roma, está dicho. Entre las lajas andan; loba, ¿qué carrera de piedras preciosas te secciona la garganta? Por algún lado salen las aguas de las fuentes, las pizarras vivas, los camafeos temblorosos que en plena noche mascullan la historia, las dinastías y las conmemoraciones.
Habría que encontrar el corazón que hace latir las fuentes para precaverlo de las hormigas, y organizar en esta ciudad de sangre crecida, de cornucopias erizadas como manos de ciego, un rito de salvación para que el futuro se lime los dientes en los montes, se arrastre manso y sin fuerza, completamente sin hormigas.
Primero buscaremos la orientación de las fuentes, lo cual es fácil porque en los mapas de colores, en las plantas monumentales, las fuentes tienen también surtidores y cascadas color celeste, solamente hay que buscarlas bien y envolverlas en un recinto de lápiz azul, no de rojo, pues un buen mapa de Roma es rojo como Roma. Sobre el rojo de Roma el lápiz azul marcará un recinto violeta alrededor de cada fuente, y ahora estamos seguros de que las tenemos todas y que conocemos el follaje de las aguas.
Más difícil, más recogido y silencioso es el menester de horadar la piedra opaca bajo la cual serpentean las venas de mercurio, entender a fuerza de paciencia la cifra de cada fuente, guardar en noches de luna penetrante una vigilia enamorada junto a los vasos impereiales, hasta que de tanto susurro verde, de tanto gorgotear como de flores, vayan naciendo las direcciones, las confluencias, las otras calles, las vivas. Y sin dormir seguirlas, con varas de avellano en forma de horqueta, de triángulo, con dos varillas en cada mano, con una sola sostenida entre los dedos flojos, pero todo esto invisible a los carabineros y a la población amablemente recelosa, andar por el Quirinal, subir al Campodoglio, correr a gritos por el Pincio, aterrar con una aparición inmóvil como un globo de fuego el orden de la Piazza della Essedra, y así extraer de los sordos metales del suelo la nomenclatura de los ríos subterráneos. Y no pedir ayuda a nadie, nunca.
Después se irá viendo cómo en esta mano de mármol desollado las venas vagan armoniosas, por placer de aguas, por artificio de juego, hasta poco a poco acercarse, confluir, enlazarse, crecer a arterias, derramarse duras en la plaza central donde palpita el tambor de vidrio líquido, la raíz de copas pálidas, el caballo profundo. Y ya sabremos dónde está, en qué napa de bóvedas calcáreas, entre menudos esqueletos de lémur, bate su tiempo el corazón del agua.
Costará saberlo, pero se sabrá. Entonces mataremos las hormigas que codician las fuentes, calcinaremos las galerías que esos mineros horribles tejen para acercarse a la vida secreta de Roma. Mataremos las hormigas con sólo llegar antes a la fuente central. Y nos iremos en un tren nocturno huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices, confundidos con soldados y con monjas.
Julio Cortazar, "Instrucciones para matar hormigas en Roma" (Historia de Cronopios y de Famas, 1962).
Wednesday, September 03, 2008
Joseph Brodsky
"Permítame que repita algo: el agua es igual al tiempo y proporciona un doble a la belleza. Hechos en parte de agua, nosotros servimos a la belleza de la misma forma. Al rozar el agua, esta ciudad mejora la imagen del tiempo, embellece el futuro. Ése es el papel de esta ciudad en el universo. Porque, mientras nosotros nos movemos, la ciudad es estática. La lágrima es prueba de ello. Porque nosotros partimos y la belleza permanece. Porque nosotros miramos hacia el futuro y la belleza vive en un eterno presente. La lágrima es un intento de permanecer, de quedarse rezagado, de fundirse con la ciudad. Pero eso va contra las reglas. La lágrima es una vuelta atrás, un tributo del futuro al pasado. O es el resultado de sustraer lo mayor a lo menor: la belleza al hombre. Lo mismo sucede en el amor, porque nuestro amor es también más grande que nosotros mismos."
Joseph Brodsky, "Marca de Agua" (1992).
Casi no hace falta agregar que Brodsky amaba Venecia, y que a su pedido yace enterrado allí.
Joseph Brodsky, "Marca de Agua" (1992).
Casi no hace falta agregar que Brodsky amaba Venecia, y que a su pedido yace enterrado allí.
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