Tuesday, April 08, 2008

Bioy, el personaje

La figura de Bioy Casares como escritor y personaje crece con los años y se impone por lejos al resto en esa categoría exquisita de “escritor casi sin quererlo, en los ratos libres”. Preguntémonos si hay en estos días un personaje tan ecléctico, y la respuesta es no. Bioy era un bon vivant y un excelente deportista. Se me dirá que siempre tuvo el beneficio de una familia acomodada; tal vez sí, pero hoy en la clase alta argentina medran los personajes fashion y ajenos al talento. Pues si hace un siglo la intelligenzia porteña miraba mesmerizada el ejemplo de Europa, hoy las nuevas elites alumbradas al calor del rugby, la figuración y la Play Station sólo garantizan cierta tosquedad intelectual.

Bioy fue distinto y supo aprovechar las ventajas de su condición. Además fue bendecido en otro sentido. Nunca tuvo la presión odiosa de la página en blanco pues su propia vida le proveía de escenas y de personajes. Los personajes de un cuento ejemplo como Nóumeno, que combina lo fantástico con los diálogos costumbristas, están en su círculo íntimo. Lo mismo con cada uno de los ejemplos de Historias Prodigiosas o Historias Desaforadas, pero dejo las recomendaciones para la abundante referencia en Internet. Es igualmente interesante advertir que las referencias sobre la obra rivalizan en cantidad con las anécdotas sobre el autor.

Prefiero rescatar al personaje. Regidos por la información, en esta década somos todos espectadores. Nuestra definición social de “hacer algo” en el tiempo libre es ir al cine o mirar "Fútbol de Primera". En el trabajo la mitad de la tarea es enviar mails. Si hace quinientos años había conflicto, había que sacar la espada: hoy nuestra migaja de violencia es asistir crispados sobre el monitor a un mail enojoso. En ese contexto es que sobresale aún más la figura del Bioy-hacedor: campeón de tenis, sobresaliente en otros deportes, aficionado a los círculos intelctuales más reservados, y –last but not least- mujeriego incansable. Un día más o menos interesante en la vida de Bioy Casares comenzaba con deporte, seguía con un romance y terminaba en una cena con Borges. Subyace la implicación de que para escribir bien se necesita una vida plena: en ese caso el porvenir de la literatura es francamente negro.

3 comments:

Anonymous said...

El desarrollo del talento me parece todo un desafío en la Argentina actual. No sólo en las clases acomodadas sino en la sociedad toda. Faltan estímulos, faltan ejemplos, falta el gusto por el esfuerzo (y leer y escribir vaya que los son), falta....La vida plena es importante, pero hace a ella la plena educación, los recursos de todo tipo (dentro de los cuales los económicos no son los menores) y la oportunidad de tener ricas experiencias.

Anonymous said...

Será que tal vez falten experiencias distintas para contar? Hoy todos compartimos las mismas en los mismos lugares (reales o virtuales), y las compartimos por los mismos medios, con lo que es difícil que a alguien le pase algo extraordinario que sienta que valga la pena contar. O falta de percepción de lo extraordinario en lo cotidiano? O tal vez lo que vos decís sea más abarcativo e incluya a estas opciones..

Daniel said...

Coincido con ambos. Además el individuo debe tener noción de sí mismo para darse cuenta si le falta talento , experiencia ... o tal vez resignación.