Thursday, February 14, 2008

Sensaciones mínimas

Gladys es repositora en una sucursal de Farmacias Ahumada, en Santiago. Aparenta unos cuarenta años aunque probablemente tenga menos. Es bajita, sonríe como repitiendo un dogma, y fue educada con una fuerte inclinación a diferenciar lo que está bien de lo que está mal. No admite matices, y cuando un cliente le pregunta algo inesperado, le responde con alguna obviedad que saca de quicio al cliente -si es que éste sí maneja matices-.

La raíz de este mal es fisiológico. Al ser educada en un ambiente autoritario, las neuronas de Gladys -en colaboración con iones de Calcio, claro está- dejaron de secretar neurotransmisores esenciales para percepciones sutiles de la realidad. En otras palabras, no se produce el umbral mínimo de electricidad -estamos hablando de microvoltios- para manifestar sorpresa, evitar peligros, reaccionar con humor, etc. En buen romance, las neuronas se aburren y escupen sustancias aburridas. En la pirámide de Maslow de las emociones, Gladys está abajo. Casi tan abajo como lo está Cristian, su actual pareja.

Y no es que Cristian tenga un phD de la Universidad de Boulder. Una de sus aspiraciones en la vida es emocionarse con un gol del Audax Italiano -su equipo favorito- pero eso no ocurre. Como la interacción con Gladys es cada vez más penosa, aún en detalles sobre los que no abundaré, Cristian miente para poder ir a la cancha, pero miente mal. Dice cada Domingo que se va a subir al cerro San Cristóbal, pero su abdomen habla más del pastel de choclo que venden a la salida de la cancha. Y el Audax sigue sin convertir goles, como si los arqueros contrarios se hubieran conjurado para ello. Pero Cristian no puede imaginar conjuras. Cabizbajo, regresa a su casa masticando una letanía: "ya, po, pero jugamos maaaal". Al llegar encuentra a Gladys leyendo con esfuerzo un libro de autoayuda.

Ni Cristian ni Gladys pueden tener hijos. De haberlos tenido, otra generación le hubiera pasado a la siguiente esa dificultad para manejar sensaciones mínimas. De la que nos hemos salvado.

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