Thursday, January 31, 2008

Nuevos jeroglíficos

Cada quien elige su calvario comunicacional. Ahora, en el Messenger y en otros chats, mi hijo me tira nudges todo el tiempo y esos horribles monstruos cuyos implementos estallan en la pantalla. Me hacen gracia, me gustan, son cosas de chicos. Pero hay algo que no comprendo: que la gente grande y estable use emoticons. Lo siento del siguiente modo, como si su capacidad de expresión estuviera envuelta en pañales a punto de desbordar.

Dice Nabokov en una entrevista al New York Times: "How do you rank yourself among writers (living) and of the immediate past? Nabokov: "I often think there should exist a special typographical sign for a smile – some sort of concave mark, a supine round bracket, which I would now like to trace in reply to your question." Increíblemente, Nabokov hubiera usado emoticons.
Pero, por qué? Destruyen la línea de la página. Rompen el interlineado. Suponen empatía emocional del otro lado -y porqué habrían de gustarme tus caritas-. Le adjudican a quien los usa la incapacidad de describir sus emociones y esto da la pauta de otras carencias en otros ámbitos. Puede ser que hace una década o más, vistos en un mail denotarna cierto elitismo de recién llegado al hiperespacio. Ya no. Cualquiera los usa.

Son los nuevos jeroglíficos de gente apurada. Me, I´m just a lawn mower. Larga vida al buen texto.

Tuesday, January 22, 2008

Alfred Bester

Alfred Bester no es conocido, ni por asomo. Sus libros no fueron llevados al cine, sus cuentos no tuvieron gran fama, no hizo predicciones que se hayan cumplido.

Sin embargo es uno de los mejores escritores de sci-fi que yo haya leído. Uno cuya lectura no admite interrupciones. Rescato, en particular, "El hombre demolido" y "Tigre! Tigre!" en las viejas ediciones baratas de Minotauro de los setenta; tengo dos ejemplares que yacen casi deshechos en mi biblioteca. Ambos libros se basan en dos condiciones sobre la que se especuló mucho: la telepatía y la teletransportación. De ahí vienen los "esperts" y los "jaunteos" en la jerga de cada una de estas novelas. En ambos casos se requería imaginación; si no se visualiza New York... no se puede jauntear hasta New York.

Las citas de Bester parodian la política post guerra fría ("Millions for nonsense, but not one cent for entropy"). Sus personajes son nítidos, vitales, no vacilan. En "El Hombre demolido" el telépata Lincoln Powell es el antagonista del aristócrata Ben Reich ("Make your enemies by choice, not by accident"). En "Tigre! Tigre!" es Gully Foyle a quien el odio lo lleva de ser un mecánico espacial a poseer la capacidad de jauntear y de estructurar su venganza, a lo Conde de Montecristo.

Bester no posee el conocimiento científico de Clarke, ni la poesía exquisita de Bradbury, ni fue prolífico como Asimov. Más bien pertence a un Nacional B de la ciencia ficción, junto a Le Guin, Ballard, Dick, y no muchos más. En Bester, finalmente, conviven la imaginación de la mera transformación de la realidad, y a la vez, el anhelo de cierta justicia; algo que es precisamente el meollo de cincuenta años de sci-fi.

Thursday, January 17, 2008

Impostación

Paré de correr justo en la bajada del cerro San Cristóbal. En Santiago no había esta vez sismos, ni volcanes, ni incendios: sólo reuniones tranquilas y prometedoras. Casi ciencia ficción. Mirando hacia atrás no sé si paré la corrida por cansancio o porque siempre me provoca interés los espectáculos callejeros. Tal vez fue la voz de la actriz sacando títeres de la caja ante unas cincuenta personas, en el barrio de Bella Vista. Si uno está atento, siempre tiene la sensación de estar perdiéndose algo.

Los niños mostraban un entusiasmo moderado. La actriz avanzaba en la introducción de la obra, sacando muñecos convenientes de una caja: un lobo no, una rana sí. Sacó una capa roja y su voz se quebró, de un modo forzado. “No, claro que no” dijo. Sentí que de la caja había salido algo nuevo: la impostación exagerada del error, el tono de voz demasiado evidente, la transición fallida. Casi un vibrato –si hubiera sido una canción-. Lo sentí como un codazo mental que avisaba en exceso y desmerecía al público. Decidí seguir corriendo hasta el hotel.

Me quedé pensando en situaciones similares donde se exige versatilidad en la transición –en un trabajo, en una relación, en un deporte- y la respuesta no le suena genuina al espectador avezado: allí no hay vuelta atrás, y todo lo que uno diga suena a otredad.

Tuesday, January 15, 2008

Monday, January 14, 2008

Objetos pesados podrán caer de los portaequipajes

La frase es una mala traducción reiterada durante el carreteo del despegue del avión, y alude a valijas y objetos mal puestos en el portaequipajes. Es una horrible traducción, casi con promesa de hiperbaton -ah, esos sujetos sin artículo previo...-. Pero también es una buena metáfora.

Aerolíneas Argentinas es un objeto pesado que podrá caer. Por fallas técnicas, por inoperancia ante manejos sindicales, por desidia del gobierno, por el populismo de trabajar poco. Se debe leer entre líneas que por debajo subyace la intención de que se viaje mal en Argentina -tan sencillo como eso-. O al menos, se está proponiendo de todos los modos posibles que los argentos decidamos volar por cualquier otra aerolínea, menos la de bandera.

Mientras tanto, aquí en Buenos Aires, otra hora comienza. Y en cada mail de solicitud le advierto a mi operador: "not in Aerolineas, please".

Thursday, January 10, 2008

Julian Barnes - "Arthur & George"

Bajo el barniz de temas aparentemente vanos y trillados -el contrapunto entre dos personajes contemporáneos, el amor y el honor en la Inglaterra post victoriana, la lucha entre el positivismo de la ciencia y el naciente espiritismo, la justicia- noto que he subrayado con un querido lápiz 2B los temas que a mí me importan: la vida, la muerte, etc. Cada cual lee lo que quiere.

Arthur es ConanDoyle, creador de Sherlock Holmes ecléctico y prohombre inglés. George es un humilde descendiente de hindúes. Arthur se cree "inglés no oficial", se siente fuera de su época; George se intuye plenamente inglés, se sorprende de bromas, y niega discriminaciones. Tal como yo leo lo que quiero y rescato lo que quiere, George se niega a entender que lo ven como un hindú. Todos somos otredades.

Julian Barnes establece el contrapunto a lo largo de los años -una especie de Dos Tipos Audaces, con George haciendo de looser- y luego los reúne cuando Arthur juega a ser Sherlock y se debate por demostrar la inocencia de George en los crímenes de los que se lo acusa.

Quedan, entonces, las frases en 2B:
  • "Un niño, una habitación, una cama, cortinas corridas que filtraban la luz de la tarde. Para cuando llegó a describir esto en público habían transcurrido sesenta años. (...) La puerta, la habitación, la luz, la cama y lo que había en la cama: “una cosa blanca, cerosa”. (...) Era evidente que el alma de la abuela había volado al cielo y que sólo había dejado la cáscara en putrefacción del cuerpo. ¿Que el niño quiere ver? Pues dejadle que vea. Un encuentro en una habitación con cortinas. Un niño y un cadáver. Un nieto que, al adquirir memoria, ya había cesado de ser una cosa, y una abuela que, al perder los atributos que el niño estaba desarrollando, había vuelto a cosificarse. El niño miró; y más de medio siglo después el adulto seguía mirando. Qué significaba en verdad una “cosa” -o, para decirlo con más exactitud, qué había ocurrido cuando se produjo el cambio tremendo que transformó algo en “cosa”- habría de ser de capital importancia para Arthur."
  • "Empieza a tener una imagen geométrica de sí mismo, empieza a verse en el medio de un triángulo. Sus vértices son las tres mujeres de su vida, los lados los barrotes de hierro del deber."
  • "Y un día Touie muere. Hace trece años que cayó enferma, nueve que conoció a Jean. (...) Recuerda su sonrisa y su bondad, pero también recuerda que han transcurrido años desde que se puso la mano en el corazón y juró que la amaba. No sólo desde que apareció Jean, sino también antes. Ha amado a Touie cuanto ha podido, considerando que no la amaba".
  • "Y en aquel momento le asaltó la comprensión de que todo el mundo iba a morir (...) Aquella mujer con la sombrilla moriría, y su madre, a su lado, moriría antes, y aquellos niños morirían más tarde, aunque si había otra guerra quizás morirían antes (...) Pero cuando uno está en Hyde Park una tarde calurosa de verano entre miles de seres humanos, era menos fácil pensar que aquella cosa intensa y compleja llamada vida sólo fuese un azar acontecido en un oscuro planeta..."

Tuesday, January 08, 2008

Febrero de 2010 - La batalla de los Viejos (V)

-Los que quieren entrar, por acá. Y los que quieren salir, por acá.
El idiota de turno de la entrada pretendía que ambos bandos mantuvieran el orden en su encontrazo. Cualquiera sabe que las peleas no saben de orden: ocurren justamente cuando la gente se harta de ese mismo orden. Los dos grupos pasaron prestamente por encima del guardián de la entrada, como dos colores que se fusionan, desde afuera la turba celeste-macrista de los ex Guardias Urbanos -los ahora Gordos Cyan-, y por el otro los viejos tostados hasta el cáncer, con slips en furioso rojo, a lo Tim Burton. Se midieron por unos segundos, y aquellos que se sentían más observados -no necesariamente los más valientes- comenzaron la pelea. Los viejos arrojaban camastros y reposeras desde la improvisada trinchera de la caseta de los guardias; los Gordos Cyan cargaban con bastones. Los socios contemplaban, y de vez en cuando, sacaban fotos. Las viejas que jugando Burako intentaron filmar con una cámara VCR del '92 que había quedado sin batería. Alguna se volvían, desalentadas, hacia la clase de elongación que estaba por comenzar o hacia el juego de Scrabel en la pileta, pautado para las 17:30.
Las escaramuzas eran lentas, y espaciadas. Los colores no se fusionaban del todo. Para cuando llegaron la prensa y los Amigos del Lago -un poco para hacer bardo, otro poco para ganar unos metros del terreno ante futuros juicios- había heridos de ambas partes, y algunos viejos se acercaban con cerveza para calmar los ánimos. Los reporteros emitían en directo intentando la consonancia de efectos: gente con aspecto presentable ante las cámaras y viejos que no hicieran gestos obscenos por detrás. En el fondo, era imposible: los viejos se cagaban de risa y pedorreaban ante cualquier circunstancia. Los reporteros meneaban la cabeza, disgustados: -Con estos viejos no se puede laburar.

Wednesday, January 02, 2008

Dirección de email compartida



Hace poco rompió una pareja de queridos amigos, que tenía la particularidad -entre muchas otras- de compartir la dirección de email. Algo aberrante, algo similar a pasearse desnudos por la plaza principal del pueblo durante el medioevo. En vez de la exhibición pública de partes pudendas, ellos iban por la vida compartiendo sin pudor los bits, y mostrando los contactos en común.

Al separarse, ella cruzó la barrera. Lo primero que hizo en su nueva soltería fue enviar a todos sus amigos su nueva dirección de email. Lo hizo desde la vieja dirección: esto hace al ex novio un partícipe necesario de este rompimiento virtual.

No es el primer caso de este tipo. Sobreviven algunas parejas offline para quienes la implicación compartimos todo => también compartimos el mail es cierta. Pero no: el compartir el email no garantiza la fidelidad, de la misma forma que usar el default de cuentas separadas no garantiza la infidelidad.

Si quieres a alguien, déjalo libre. Sobre todo en el online.

PD: la imagen no me satisface enteramente para ilustrar esta rara otredad, pero me gustó lo suficiente como para mantenerla.